Símbolos para estos tiempos.

Lo que hagas podría ser el único sermón que escuche la gente hoy. S.F. de Asís

Leer las tapas de los diarios sobre El Papa Francisco o Jorge Bergoglio me da un poco de vergüenza ajena. Sean las que están a favor o en contra. También los titulares de los canales de noticias o las radios.

De ambos lados se creen que nos toman por estúpidos.

Un compañero de trabajo decía, al ver la foto de Bergoglio con su atuendo papal pagando el hotel, que era para la gilada, un acto solo para la foto. Que podría haber mandado a alguien para hacerlo. Y es verdad que podría haberlo hecho.

Pero lo cierto es que la Iglesia siempre fue, para bien o para mal, un lugar de símbolos y signos. Y Bergoglio, una persona de gran inteligencia, lo sabe perfectamente. Y así ha actuado desde que asumió su función.

Si seguirá así en el futuro, si son sus intenciones reales y, en caso de que lo sean, si podrá vencer a la burocracia y mafias de la curia romana, solo Dios (para quienes crean en él) lo sabe.

Pero los signos que ha dado, no son para ¨la gilada¨, no creo que sean solo para la foto ni tampoco para el pueblo católico común, el pueblo de la calle.

Es, desde mi punto de vista, un gesto para quienes lo elegieron, para los purpurados que desde Roma ven sus primeros pasos como heredero de Pedro, aquellos que volverán a sus tierras y harán efectivo o no un cambio de la Iglesia para su gente.

Algunos de los cuales protegen las aberraciones de la Iglesia actual.

Les dijo que debían ser irreprochables, que quería una Iglesia pobre y que no era el Papa lo importante sino Cristo. Algo como decirles que no importan los hombres, sino las ideas que representan.

No es un cura del tercer mundo, ni tampoco un representante de la derecha católica, como nos quieren hacer ver desde la pulseada mediática.

No esperemos que se acepte el aborto, la homosexualidad, o el final del celibato para los sacerdotes.

Pero Latinoamérica y Argentina sin duda, están ante un momento histórico y único.

Si esto se lo sumamos a Gobiernos Latinoamericanos que, con luces y sombras, han cambiado el paradigma en la forma de gobernar podemos esperanzarnos con otra mirada del mundo sobre nosotros, otra forma de vernos y quien sabe, de actuar sobre este continente.

Aunque no cambie la vida de la humanidad ni mucho menos, puede ser un insignificante primer paso.